
Los de Sabella necesitaban ganar para mantener el liderato, y en mejor de los casos, campeonar. Pero todo terminó de la peor manera.
El cuento era conocido: Central se metió en el fondo, siendo coherente con su inferioridad en el campo, y era uno de esos partidos que el Pincha gana ni bien acelera. No había mucho para discutir y, a pesar de la ausencia de Braña, con Verón en el medio alcanza y sobra.

Pero de repente, hubo un click: Expulsión (correcta) a Verón por un codazo a un rival a los 30 minutos del primer tiempo. ¿Y ahora?.
A partir de allí, Central buscó un poco más allá de su respeto y humildad, pero sin llegar a significar un peligro real para el arco de Orión. Y Estudiantes no fue. O fue como pudo. Boselli no asumió la responsabilidad de aguantar y retrasarse para tener un poco más la pelota, y las carencias de un equipo que parece perfecto, comenzaron a aparecer. Tal es así que el hasta ahí puntero, no pudo doblegar el arco del Canalla.
"Estamos destrozados, pero no nos entregamos" declaró Desábato cuando finalizó el partido. Seguro que resume las sensaciones pincharratas como nadie. El cansancio acumulado y la ilusión que no fue, traerán como consecuencia lo que pase en el final de las competiciones. Estudiantes tiene una brava el jueves ante Internacional en Brasil, para volver y jugar el domingo en Santa Fé ante Colón.
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