El fútbol

Por suerte, todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que se sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad (Eduardo Galeano).

viernes, 9 de julio de 2010

Un llamado de atención sobre Maradona y Grondona.



No hay remedio ni receta. A medida que los días pasan, el maldito nudo en la garganta no desaparece. Nuestra Argentina no estará el domingo en la final como habíamos soñado, sino que nos volvimos a casa. Y nos volvimos a casa históricamente, porque no fue un regreso cualquiera, fue exageradamente traumático. Y exagerado, como todo lo que pasa hoy en el ámbito del fútbol.
El pozo donde estamos metidos es profundo, y cuando el pozo es tan profundo
que no nos deja ver la salida, los argentinos nos caracterizamos por buscar en las locuras, las soluciones, y no en la tranquilidad que genera la reflexión.

¿Maradona es el culpable de la bruta elimina
ción de Sudáfrica 2010? ¿Son los jugadores, que salen a la cancha? ¿O es Grondona?. ¿Por qué nadie habla de Grondona?.
En la vorágine argentina de poder ser "lo mejor y también lo peor con la misma facilidad", no me
quiero encerrar en facilismos.

Las 3 finales del mundo en 12 años ('78, '86, '90) nos llevaron a estar convencid
os que somos potencia mundial (y no sólo en el fútbol, pero ese es otro tema), y a partir de aquí, los argentinos necesitamos héroes, necesitamos "distintos" al resto del mundo, necesitamos que el los otros países se rindan a nuestros pies porque a nosotros todo nos sale tan fácil, y con tanta soltura, que es necesario que nos lo reconozcan. Y también, nos llevaron a pensar que en el fútbol argentino está todo bien. Aquí el primer error: Está todo mal, o mucho, quizás.

Maradona ya no juega, lamentablemente. El ídolo indiscutible de todos los argentinos, capaz de cargar en su espalda el peso de millones de argentinos para trasladarlo a una mágica relación de su pie izquierdo con la pelota, no lo tenemos más... Pero ojo, ahora dirige. Y dirigir es otra historia. En medio de tanto fracaso, ser dirigidos por Maradona es otra historia, un valor agregado, otra nueva historia.
No dudemos que buscó hacer lo mejor, y que hizo lo que pudo, como todos nosotros hacemos en nuestras vidas. Y a pesar que la imagen final es cuasi trágica, no nos olvidemos que Diego Armando es el mismo capaz de robarnos hace 24 años millares de lágrimas de emoción a todos, y en un contexto político, económico y social irrepetible.
Con esto quiero decir que todas las opiniones son válidas. Acertó en algunas cosas, y en otras se equivocó, y la gravedad de las últimas seguramente nos condenaron a volvernos a mitad de camino, pero ya que estamos inmersos en época de conjeturas, sepamos que a pesar de que Maradona siga o no al frente de la selección, es aquella persona que modestame
nte quiero describir, el que nos regaló los momentos más hermosos en nuestra historia futbolística.

Punto y aparte, lo escribo porque busco acentuar el énfasis.

Los invito, y es tiempo, que pensemos y reflexionemos sobre el papel de Grondona al frente de la AFA. Porque este Grondona es el mismo que designó a Maradona en su cargo, a él y a otros tantos intrascendentes. Y nunca, pero nunca, le dio una oportunidad al director técnico que curiosamente con unanimidad todos los argentinos queremos en su justo lugar: Carlos Bianchi. ¿Por qué? ¿Capricho, intereses?.
Este Grondona, es aquel encargado de administrar los recursos del fútbol argentino con éxito, con motivo de que se logre estructurar una unión económica y futbolística igualitaria a lo largo y ancho del país. ¿Y cómo estamos hoy, eh?.
Este Grondona, es el principal (no el único) responsable de que los buenos jugadores, los potenciales argentinos dejen sus clubes cuando todavía no cumplieron un ciclo de madurez lógico y se exporten rápidamente a lugares ajenos de nuestra nación.

No quiero ser insistente, ni quiero resultarles pesado a los lectores, pero si quiero hacer una grosera parada sobre el análisis en que debemos fijar nuestra atención hoy por hoy. El problema no son algunos, son otros. ¿Y qué esperamos para reflexionar sobre aquellas personas con las que verdaderamente debemos enojarnos?. Miremos más allá, si en el próximo mundial no queremos volvernos como esta vez.

Luis Guillermo Marinelli.-

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