El fútbol

Por suerte, todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que se sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad (Eduardo Galeano).

domingo, 27 de junio de 2010

¡Hijos nuestros morirán!


Grande Higuaín, enorme Otamendi sobre la izquierda, magnífico Tévez.
Con la contundencia que necesita un equipo para ser campeón, Argentina despachó nuevamente a los méxicanos en octavos de final por 3-1 y ahora Alemania espera.

Fue el partido más flojo de la selección en cuanto a la creación de juego, quizá porque resignó los últimos 25 minutos desde el ingreso de Verón, y se tiró atrás a esperar que el tiempo pase. O quizá porque cuando la pelota la agarra Messi, las patadas van todas al pecho. Y así se hace difícil.
Pero no obstante, y no menos valorable, la inocencia mexicana fue bien cobrada por la picardía argentina. Los primeros goles, de Higuaín y Tevez, llegaron por la vía más característica de los argentinos, esa que no se consigue ni se hace, se nace.
En el primero un offside grosero del gran Carlitos terminó en el 1-0 (del referi ni hablemos). En el segundo un horror defensivo le permitió al Pipita capitalizar de gran manera la ocasión para dejar desparramado al pobre arquero mexicano y sellar el 2-0.
Del tercer gol, sólo palabras de reverencia. Tévez y un misil de otro mundial. Porque en este mundial no se vieron goles así, y difícilmente los veamos gracias a la maldita Jabulani que nos impide disfrutar de muchas variantes que el fútbol nos da. ¡Grande, Carlitos!.
A partir de allí, Argentina estuvo cómodo para defenderse, inteligente y preciso cuando lo necesitó, salvo en el gol mexicano que no significó nada porque el partido estaba terminado.
Y por último, una especial mención para Otamendi y Heinze, dos centrales devenidos laterales, que cumplieron hasta ahora una tarea impecable.

Como vamos a disfrutar el partido que nos toca en octavos contra Alemania... La palabra revancha a los argentinos nos encanta, y el sabor amargo de la eliminación en el 2006 todavía no se nos fue. Esta vez, juega Messi y dirige Diego, nada puede ser mejor. ¡Vamos Argentina todavía!.

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