El fútbol

Por suerte, todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que se sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad (Eduardo Galeano).

sábado, 14 de agosto de 2010

Nightmare Team (Equipo de pesadilla)



El supuesto "Dream Team" que armó Boca perdió mal el clásico en la Bombonera ante Racing, que sin mostrar demasiado pero con un Giovani Moreno inspirado, aprovechó los errores del local y tiene puntaje ideal. Fue 2-1: Abrió la cuenta Viatri para el xeneize, igualó la academia con un gol de Yacob en offside y finalmente Cáceres fusiló a Luchetti aprovechando un triste error de Clemente Rodríguez.

El "Dream Team" se convirtió en pocos minutos en un "Nightmare Team", o para entendimiento popular, en un Equipo de las pesadillas.
Un ordenado Racing, que comenzó tibio el partido dejando a Bieler como único punta en busca de los pelotazos de los zagueros, fue encontrando confianza con el correr de los minutos y le perdió el respeto al equipo de Borghi, que se sintió agoviado por la presión que el mediocampo albicelete ejerció cada vez que Boca intentó cruzar esa zona de la cancha por abajo.
Fue de mayor a menor, quizás el director técnico saqué dentro de sus conclusiones, algunas positivas, pero la imagen que queda del clásico es que a partir de los 30 minutos del primer tiempo Boca perdió precisión, ideas, entusiasmo, y abusó de los centros frontales para sus dos torres (Palermo y Viatri) que lógicamente corren en desventaja por tener que recibir de espaldas al arco. Los defensores centrales de Racing estuvieron soberbios cada vez que se los intentó vulnerar.
Del otro lado de la cancha, y sobre todo en el segundo tiempo que fue cuando Racing jugó íntegramente los 45 minutos en el campo xeneize, Cáceres fue vivo para aprovechar el que fue quizás el error más infantil de la carrera de Clemente Rodríguez, que volvía a la Bombonera y fue protagonista principal del gol de su equipo, cuando pisó la pelota y la dejó servida para que el defensor de la acadé tenga libertad absoluta para patear y romperle el arco a Luchetti, que nada pudo hacer.

La mejor prueba de todas de que los mejores jugadores no ganan por apellido, sino que lo que gana es el sistema de juego, el saber a qué jugar y cómo jugar en base a las necesidades y más allá de los apellidos.


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