El fútbol
Por suerte, todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que se sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad (Eduardo Galeano).
viernes, 26 de marzo de 2010
Curiosidades del Superclásico
"Riquelme la rompió".
Maradona definió la actuación sobresaliente de Riquelme de esa manera, cuando se retiraba de la Bombonera. El 10 fue ovacionado por la 12, se golpeó el pecho, y también se lo vio aplaudir cuando la hinchada coreaba al otro 10, Riquelme, quién agradecía mirando para arriba. Al parecer, no hay reconciliación, pero la hinchada lo pidió para la celeste y blanca...
Astrada negó la falta de actitud.
El Negro declaró que "sólo nos superaron en las áreas", ante la insistencia de los periodistas que interrogaban sobre el por qué de que su equipo no había demostrado actitud y reacción para sobreponerse y jugar de igual a igual. Diga lo que diga el Jefe, en la cancha se vio otra cosa.
Medel, exponente del estilo histórico de Boca.
Por eso se fue tan ovacionado. Porque el Chileno demostró ser de sangre caliente, ir al piso, pelear, nunca darse por vencido, y meter los goles a fuerza de criterio para intervenir. Fiel al estilo que la hinchada de Boca festeja. ¿Nuevo ídolo? Falta, falta.
Gallardo en vez de comerse la cancha, se comió un dedo de Medel.
Así como lees. No es un chiste. Es realidad. El muñeco, en un cruce que tuvo en el segundo tiempo con Gary, le mordió el dedo índice, lo que descargó infinitas cargadas post-clásico. Ya tenía antecedentes cuando "arañó" a el Pato en el 2004. Ay Gallardo, Gallardo...
Alves se fue llorando.
Demuestra el momento que vive Boca. No ganó un título, pero ganó el superclásico. Y parte de el logro le pertenece al DT, que por mérito propio o no, en las últimas semanas no está pasando su mejor momento anímico. Al final del partido, se fundió en un abrazo con un felí(z) Riquelme.
La ciudad de Buenos Aires amaneció empapelada.
Típico día después del Superclásico, a pesar de que sea Viernes, las paredes de la ciudad amanecieron empapeladas que denotan cargadas de Boca hacia River. Esta vez, fue el turno del azul y oro.
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