Argentinos Juniors se coronó campeón luego de 25 años al vencer 2-1 a Huracán y cerró de esta manera, la mejor temporada en torneos cortos en su historia. Un justo campeón, criterioso en el juego y responsable fuera de la cancha.
El Bichi Borghi fue el director técnico que le impuso un sello propio a la manera de jugar del equipo. El 3-4-1-2 que nunca cambió a lo largo del campeonato, supo ser la principal arma por la cual el Bicho superó a los rivales desde el vamos. Tácticamente fue sabio y eficiente, tanto para defenderse como para atacar, siempre generando oportunidades pero sin regalar nada.
Y también tuvo el factor sin el cual ninguno podría ser campeón: Suerte. Porque ante Independiente, el Bicho tuvo el golpe de suerte que sólo se le da a los equipos que tienen destino de primer puesto. Ese día, dieron vuelta un 1-3 en 20 minutos para robarle la punta a Estudiantes, que curiosamente empató de local ante un Central que no peleaba nada (otro golpe de suerte).
Por último, la experiencia de varios jugadores fue clave para complementarse con la frescura de los jóvenes dentro del campo. Calderón, Pavlovich, Mercier y Fede Domínguez fueron padres en el vestuario y técnicos en la cancha. En los tiempos de escándalos que transcurre el fútbol argentino, ninguno de ellos generó ningún clima desfavorable cuando el director técnico dispuso que ocuparan el banco, hasta dejando de lado la trayectoria y los buenos rendimientos de cada uno de ellos.
Un justo campeón.
¡Felicitaciones, Bicho!.
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